viernes, 16 de diciembre de 2011

LA EUCARISTÍA: ¿PRESENCIA REAL O SIMBÓLICA DE CRISTO?

LA EUCARISTÍA: ¿PRESENCIA REAL O SIMBÓLICA DE CRISTO?

            Este es el tema central de nuestra discusión, por eso es que la Eucaristía es llamada el Sacramento de nuestra fe. Nosotros los católicos aceptamos, siguiendo las palabras del mismo Jesús, que durante la Misa bajo las especies de pan y de vino, tras la consagración por el sacerdote, se hace presente, realmente, Jesucristo: en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Para los judíos hablar del cuerpo y sangre de alguien, significaba hablar de la totalidad de la persona. Por eso, Jesús, cuando instituye este sacramento, dice: ‘Esto es mi cuerpo … Esta es mi sangre’. En otras palabras nos esta diciendo que en el pan y el vino consagrados, se encuentra la plenitud de su persona. Como Jesús es Dios y Hombre verdadero, entonces, se halla presente el Cuerpo, la Sangre, el Alma y Divinidad de Nuestro Señor.

            Veamos que ya en el Antiguo Testamento, se consideraba que era necesario el derramamiento de sangre de la víctima ofrecida a Dios en reparación de los pecados:

Lv 5.9                         Rociará con su sangre la pared del altar y derramará el resto de la sangre al pie del altar: es un sacrificio por el pecado.
Lv 17.11                     Porque el alma de todo ser viviente está en su sangre, y yo les di la sangre para que la lleven al altar para el rescate de sus almas, pues esta
                                   sangre paga la deuda del alma.
Hb 9.22                      Según la Ley, la purificación de todo se ha de hacer con sangre, y sin derramamiento de sangre no se quita el pecado.

            Jesús es el nuevo cordero, el Cordero de la Nueva Alianza, el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, como repite la Iglesia continuamente en todas las Misas que se celebran a lo largo del mundo: ‘Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a esta cena’:

Jn 1.36                                    Mientras Jesús pasaba, se fijó en él y dijo: ‘Ese es el Cordero de Dios’.

            Cuando Jesús instaura la Eucaristía, no habla en sentido figurado o simbólico, como dicen equivocadamente nuestros hermanos protestantes. El lenguaje usado por Cristo durante la Ultima Cena no puede ser más evidente. Jesús dice: ‘Esto ES mi cuerpo… Esta ES mi sangre’ y no ‘Esto REPRESENTA …’. Nuestro Señor habla con claridad, sin dejar lugar a dudas:

Mt 26.26-28               Jesús tomó pan, … lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: ‘Tomen y coman; esto es mi cuerpo’. Después tomó una copa, … y se la pasó
                                   diciendo: ‘Beban todos de ella: esto es mi sangre, la sangre de la Alianza que es derramada por una muchedumbre, para el perdón de sus pecados’.
Mc 14.22,24               Se lo dio diciendo: ‘Tomen, esto es mi cuerpo’ … Y les dijo: Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que será derramada por una
                                   muchedumbre’.
Lc 22.19-20                ‘Esto es mi cuerpo, que es entregado por Uds.’ … Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes’.
1 Cor 11.23-25           El Señor Jesús, … , tomó pan y, … , lo partió diciendo: ‘Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía’ … Tomando
                                   la copa, … dijo: ‘Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas las veces que la beban háganlo en memoria mía’.

            Y para reafirmar lo citado con anterioridad, Jesús dice también que su cuerpo es VERDADERA COMIDA y su sangre, VERDADERA BEBIDA. Nos aclara que no habla con simbolismos, sino que efectivamente el Cuerpo y Sangre que nos dará será realmente para ser comido y bebido, como creemos en la Iglesia Católica. Para nosotros, la Eucaristía es la presencia real de Cristo y no un mero símbolo, como creen los que están fuera de nuestra Iglesia.

Jn 6.53            -54                  Jesús les dijo: ‘En verdad les digo que si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que
                                   come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día’.
Jn 6.55-56                   Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

            Es cierto que esto resulta difícil de entender para algunos, como Jesús mismo ya nos lo dice. Al igual que en el desierto, los israelitas dudaban de que Dios podría darles a comer carne, así también cuando vino Cristo, los judíos cuestionaban el cómo les podría dar a comer de su carne:

Nm 11.4                     Los mismos israelitas se pusieron a quejarse. Decían: ‘¿Quién nos dará carne para comer?’
Nm 11.18                   Santifíquense para mañana, comerán carne … Pues Uds. dijeron: ¿Quién nos dará carne para comer? … Yavé les dará carne y la comerán.
Jn 6.52                                    Los judíos discutían entre sí: ‘¿Cómo puede éste darnos a comer carne?’

            Desde el principio, la Iglesia se reunía a celebrar la Eucaristía, entonces conocida como Fracción del Pan. Lo hacían el primer día de la semana; es decir, el domingo. Tal y como lo sigue haciendo la Iglesia Católica todos los domingos del año.

Hch 2.42                     Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a la fracción del pan y a las oraciones.
Hch 20.7                     El primer día de la semana estábamos reunidos para la fracción del pan.

            Lo que se repite en la Misa, durante la celebración de la Eucaristía tiene su origen en la Palabra de Dios, como podemos ver a continuación. En la Misa se dice: ‘Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. Ven, Señor Jesús’. Esta aclamación se basa en el siguiente texto:

1 Cor 11.26                Fíjense bien: cada vez que comen este pan y beben de esta copa están proclamando la muerte del Señor hasta que vuelva.

            Previa a la Comunión, es necesario haber confesado ante el sacerdote todos los pecados mortales, de lo contrario el pecado que uno comete es de suma gravedad, como nos dicen los siguientes textos bíblicos:

1 Cor 11.27                El que come el pan o bebe la copa del Señor indignamente, peca contra el cuerpo y la sangre del Señor.
1 Cor 11.29                El que come y bebe indignamente, come y bebe su propia condenación por no reconocer el cuerpo.

            Para terminar, veamos algunos textos más que refuerzan lo que la Eucaristía significa para nuestra Iglesia Católica

1 Cor 10.16                La copa de bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de
                                   Cristo?.
Jn 6.35,41                   Jesús les dijo: ‘Yo soy el pan de vida’ … Los  judíos murmuraban porque Jesús había dicho: ‘Yo soy el pan que ha bajado del cielo’
Jn 6.48            ,50                   Yo soy el pan de vida. Aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran.
Jn 6.51                                    Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne.
Jn 6.58                                    Este es el pan que ha bajado del cielo … El que coma este pan vivirá para siempre.

¿POR QUÉ DEBEMOS CONFESAR NUESTROS PECADOS ANTE EL SACERDOTE (PENITENCIA)?

¿POR QUÉ DEBEMOS CONFESAR NUESTROS PECADOS ANTE EL SACERDOTE (PENITENCIA)?
 Muchos se preguntan el por qué debemos confesar nuestros pecados a un sacerdote, si éste es tan o más pecador que nosotros. Valga la pena mencionar aquí que hasta el mismo Papa tiene que confesarse y recibir la absolución de parte de su confesor. La realidad es que nosotros los católicos no hacemos lo que se nos ocurre creer, como lo que sí hacen nuestros hermanos protestantes, sino más bien, hacemos lo que Dios manda en su propia Palabra. Si Jesús quiso que nosotros confesásemos nuestros pecados para recibir la absolución por parte de sus sacerdotes, a quiénes otorgó el poder de perdonar pecados; pues simplemente lo respetamos y lo ponemos en práctica porque es su voluntad y nosotros no somos nadie para cuestionar a Dios, como hacen quienes no aceptan el sacramento de la penitencia (o confesión).
Lev 5.5  En todos estos casos el que cometió el delito confesará primero su pecado.
Sir 4.26  No te avergüences de confesar tus pecados: no nades contra la corriente.
 Aquí vemos, que ya en el Antiguo Testamento se habla de la confesión de los pecados. No es un invento de la Iglesia Católica como dicen, equivocadamente, nuestros hermanos separados. Podrían cuestionar que en todo caso eso sólo es en el Antiguo Testamento, pero veamos que incluso antes de que Jesús inicie su vida pública, también confesaban sus pecados cuando Juan el Bautista llamaba a la conversión al pueblo de Israel.
Mt 3.6   Y además de confesar sus pecados, se hacían bautizar por Juan en el río Jordán.
Mc 1.5   Toda la provincia de Judea y el pueblo de Jerusalén acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados por él en el río Jordán.
 Veamos a continuación el evangelio de Juan, cuando Jesús otorga a sus discípulos y a sus sucesores el poder de perdonar o retener los pecados. Lógicamente, para poder perdonar o retener pecados, quién tiene el poder de hacerlo debe conocer previamente cuál es el pecado del que los confiesa, sino ese poder carecería de sentido, pues la absolución de los pecados, dependería entonces del capricho de quien puede perdonarlos. El único sentido correcto, es que primero el sacerdote, debe conocer los pecados de quien se confiesa, para luego perdonarlos o retenérselos, de acuerdo a si hay o no arrepentimiento de por medio.
Jn 20.23  ‘A quienes perdonen sus pecados, serán perdonados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos’.
 Por último, cuando ya Jesús había ascendido al Cielo y se había iniciado la vida de la Iglesia, encontramos que se practicaba la confesión por ser una orden de Cristo. Incluso, Pablo, hace la aclaración de que en algunos casos es necesario investigar primero para conocer los pecados de alguien, la única manera de hacerlo, lógicamente, era a través de la confesión.
Hch 19.18  Muchos de los que habían aceptado la fe venían a confesar y exponer todo lo que antes habían hecho.
Stgo 5.16  Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados.
2 Cor 2.10  A quien ustedes perdonen, también yo le perdono … Lo perdoné en atención a ustedes en presencia de Cristo.
1 Tim 5.24  Hay personas cuyos pecados son notorios antes de cualquier investigación; los de otros, en cambio, sólo después.

EL TEMA DE MARIA ¿QUIÉNES ERAN LOS LLAMADOS HERMANOS DE JESÚS?

EL TEMA DE MARIA
¿QUIÉNES ERAN LOS LLAMADOS HERMANOS DE JESÚS?
 El error de nuestros hermanos separados sobre este tema, parte de su desconocimiento del significado del término HERMANO, como se usa en la Biblia (Sobre el significado de este término, trataremos más adelante). Si leemos con cuidado, veremos que hasta los doce años en que Jesús fue hallado en el Templo de Jerusalén, no se menciona en ninguna parte de la Biblia que Jesús haya tenido más hermanos (en el sentido que nosotros entendemos, es decir, hijos del padre y/o la madre). Si analizamos detenidamente, llegamos a la conclusión de que resultaría ilógico – si es que María hubiese tenido más hijos – que, durante doce años, ella y José no tuvieron ningún hijo además de Jesús, y sin embargo, en 18 años (hasta que Jesús cumplió treinta años e inició su vida pública), procrearon un mínimo de 7 hijos, pues si así consideramos a los mencionados en Mateo y Marcos, diríamos, equivocadamente, que así fue:
Mt 13.55-56  ‘¡Sus hermanos son Santiago, José, Simón y Judas! Sus hermanas también están todas entre nosotros’ (Mc 6.3).
 Si asumimos, según dicen los protestantes, que aquí se refiere a hermanos de padre y/o madre, es lícito preguntarse, entonces: ¿es razonable pensar que María y José, tuvieron 7 hijos en 18 años, mientras que en los 12 años previos, no?. Por supuesto que suena irracional. Y aún más, vemos que cuando se hace referencia a los “hermanos de Jesús” se les llama con nombre propio, es decir se les trata como personas conocidas, personas ADULTAS. Conviene recordar que los judíos consideran la mayoría de edad a los 12-13 años. Pues bien, si aquí se les llama por su nombre propio, deberíamos asumir que estos “hermanos” eran ya adultos, por lo cual debían de tener un mínimo de 12 años. Entonces: Si Jesús ya tenía 30 años y sus “hermanos” un mínimo de 12 años, debemos restar estos 12 años de la edad de Jesús, con lo cual nos queda 18, pero como ya vimos anteriormente, de esos 18 años, durante sus 12 primeros años no se habla de ningún “hermano”,  que era la edad que Jesús tenía cuando fue encontrado en el Templo. Por lo mismo debemos restar otros 12 años de los 18, con lo cual nos quedan 6 años. Por último,  llegaríamos a una conclusión, lógicamente errada, porque es imposible:
 Si José y María, no tuvieron otros hijos aparte de Jesús, durante sus primeros 12 años de vida, y tampoco los tuvieron en los 12 años previos a los 30 años de Jesús (por lo explicado anteriormente, sobre la  condición necesaria de que estos supuestos “hermanos” debían de ser adultos), entonces; si tuvieron un mínimo de 7 hijos más, los debieron tener en únicamente 6 años, es decir a un ritmo de un parto cada aproximadamente 10 meses. ¿Es esto aceptable? Pues sinceramente no creo que alguien en su sano juicio podría aceptar semejante barbaridad. Todo por una sencilla razón: María y José no tuvieron más hijos que Jesús.
Lc 2.48  ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados’.
 Pero veamos otro punto: cuando María responde al ángel, tras el anuncio de éste de que iba a ser madre del Salvador: “¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?”, notamos claramente que no puede haber más que una sola explicación y que es la siguiente: María pensaba permanecer virgen perpetuamente, es decir, ser célibe. Si no fuera así, no hubiera hecho la pregunta mencionada, puesto que si  hubiera pensado tener relaciones con José, como cualquier otra mujer casada, al anuncio del ángel de que iba a ser madre, no habría reaccionado con esa sorpresa, ya que habría asumido que el ángel se refería a un hijo que tendría con José, su esposo. Pero, como María pensaba conservar la virginidad, tuvo que sorprenderse y preguntar de esa forma al ángel, pues no estaba en sus planes el tener relaciones carnales con José.
Lc 1.34  María entonces dijo al ángel: ‘¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?’.
 Además, Jesús, antes de morir, entregó a su madre al apóstol más amado, puesto que sabía que si no lo hacía, ella quedaría sola, ya que era viuda y no contaba con otros hijos, más que el mismo Jesús, lo cual demuestra una vez más que El fue su único hijo. Si María hubiese tenido otros hijos no habría sido necesario que Jesús la encomendase con su apóstol Juan.
Jn 19.27  Dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.
 Por otro lado, para aclarar mejor el tema, veamos quiénes eran realmente estos hermanos de Jesús, utilizando lo que la misma Palabra de Dios nos dice al respecto, y veremos que todos ellos, no eran más que familiares o parientes, y no hermanos de padre y/o de madre, como equivocadamente piensan algunos que están fuera de nuestra Iglesia:
 Santiago y Judas, son parientes o “hermanos” como los llama la Escritura; incluso de Judas se dice en el libro de los Hechos que era hijo de Santiago, pero, en el sentido bíblico, sigue siendo su “hermano”. Ninguno de los dos, al comenzar sus Cartas se llama a sí mismo: hermano de Jesús, sino mas bien, servidores de Cristo Jesús, además, Judas mismo se reconoce como “hermano” de Santiago al iniciar su Carta. Ninguno de los dos refiere ser hermano de Jesús, en el sentido de ser hijos del mismo padre y/o madre, por una sencilla razón: Jesús fue hijo único de María. No debemos confundir a este Santiago, hijo de Alfeo, con Santiago, hermano de Juan, hijo de Zebedeo. Por otro lado, este Judas (o Tadeo) es diferente al Iscariote, que traicionó a Jesús.
Lc 6.15-16  Santiago, hijo de Alfeo, … Judas, hermano de Santiago.
Hch 1.13  Santiago, hijo de Alfeo, … y Judas, hijo de Santiago.
Stgo 1.1  Santiago, servidor de Dios y de Cristo Jesús el Señor.
Jd 1   Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago.
 Tanto Santiago y Judas, “hermanos de Jesús”, son del grupo de los doce apóstoles. Alguno podrá objetar que no existe prueba de que así sea, pero si revisamos lo que dice Pablo en una de sus cartas, concluiremos que efectivamente fueron del grupo de los doce, al menos Santiago:
Gal 1.19  Pero no vi a ningún otro apóstol fuera de Santiago, hermano del Señor.
 Por último, vemos que tanto Santiago como José (otro “hermano” del Señor), son hijos de la misma madre María. Aquí se le llama Santiago el Menor, para diferenciarlo del otro Santiago, el Mayor, hermano de Juan.
Mc 15.40; Mt 27.56 María, madre de Santiago el Menor y de José.
 Y para terminar, alguno que no se quiere convencer podría insistir que la María mencionada, es María, madre de Jesús; pero, como vemos en la siguiente cita, Juan el evangelista, la distingue de la Madre de Jesús, mencionándola a continuación y haciendo referencia que era pariente suya, debido probablemente a lo cual sus hijos eran parientes o “hermanos” de Jesús.
Jn 19.25  Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás.

EL SIGNIFICADO DEL TÉRMINO “HERMANO” EN LA BIBLIA

EL SIGNIFICADO DEL TÉRMINO “HERMANO” EN LA BIBLIA
 Para completar el sentido del tema anterior sobre María, veamos que la Biblia utiliza la palabra “hermano” no solamente para referirse a los hijos de uno o ambos progenitores, sino también a los parientes, a los miembros de una misma tribu, a los integrantes de un mismo clan, una misma raza, de la misma religión, a las personas que tienen un mismo oficio, a pueblos vecinos; entre otros sentidos. Por lo tanto, no se puede argumentar que como en la Biblia se habla de hermanos de Jesús se refiere a que El tuvo más hermanos de padre y/o madre, sino mas bien se hace referencia a sus parientes.
 Comencemos por mostrar algunas citas bíblicas, que utilizan el término “hermano” para referirse a parientes y no a hijos del mismo padre y/o madre, con sus respectivos textos explicativos:
Gn 13.8  Abram le dijo a Lot: ‘Mira, es mejor que no haya peleas entre nosotros, ni entre mis pastores y los tuyos, ya que somos hermanos’
Gn 14.14  En cuanto oyó Abram que los cuatro jefes habían llevado prisionero a su hermano Lot, escogió trescientos dieciocho de sus hombres.
Gn 11.27-28  Terá fue padre de Abram, de Najor y de Harán. Harán fue padre de Lot.
Gn 11.31  Terá tomó consigo a su hijo Abram, a su nieto Lot, hijo de Harán, y a su nueva Saray, esposa de Abram.
Gn 12.5  Abram tomó a su esposa Saray y a Lot, hijo de su hermano, con toda la fortuna que había acumulado.
Gn 14.12  Se llevaron también con ellos a Lot, hijo del Hermano de Abram.
Gn 29.15  Labán le dijo (a Jacob): ‘¿Acaso porque eres hermano mío vas a trabajar para mí de balde?’
Gn 29.10  Apenas Jacob vio a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre.
Gn 29.13  Apenas supo Labán que Jacob era el hijo de su hermana, corrió a su encuentro.
2 Sm 13.1  Absalón, hijo de David, tenía una hermana muy bella llamada Tamar.
2 Sm 14.27  (Absalón) tuvo tres hijos y una hija que se llamaba Tamar y era muy bella.
 Para reforzar lo dicho anteriormente, veamos otros textos bíblicos que muestran los diversos sentidos de la palabra “hermano” en la Biblia:
Gn 24.60  Y bendijeron a Rebeca, diciendo: ‘Hermana nuestra, ojalá des vida a multitudes’.
Gn 25.18  Sus descendientes permanecieron en la región que se extiende desde Hevilá hasta Sur… Se mantienen a distancia de todos sus hermanos.
Gn 27.37  Respondió Isaac: ‘Lo he hecho tu señor y señor de todos tus hermanos’.
Gn 29.4  Jacob dijo a los pastores: ‘Hermanos, ¿de dónde son ustedes?’.
Gn 31.54  Jacob ofreció un sacrificio en el monte y convidó a comer a todos sus hermanos.
Ex 2.11  Siendo Moisés ya mayor, se preocupó por sus hermanos …Le tocó ver cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos.
Lv 25.35  Si tu hermano pasa necesidad y ves que no puede salir del apuro, ayúdalo aunque sea forastero o huésped, para que pueda vivir junto a ti.
Lv 25.36  Teme a tu Dios y haz que tu hermano pueda vivir junto a ti.
Lv 25.46  Pero tratándose de tus hermanos israelitas, no actuarás en forma tiránica, sino que los tratarás como a tus hermanos.
Lv 25.47  Si el extranjero o el forastero que vive contigo adquiere bienes, y en cambio tu hermano se empobrece al lado de él…
Lev 25.48-49  Después de haberse vendido le quedará el derecho de rescate; uno de sus hermanos podrá rescatarlo. Lo rescatará su tío paterno, o el hijo de su
   tío, o algún otro pariente cercano suyo dentro de su familia.
Nm 8.26  En adelante podrán ayudar a sus hermanos en la Tienda de las Citas, pero ya no tendrán funciones. Así harás con los levitas.
Nm 20.14  Desde Cadés, Moisés mandó a decirle al rey de Edom: ‘Así habla tu hermano Israel’.
Dt 15.7  Si se encuentra algún pobre entre tus hermanos, que viven en tus ciudades, …, no endurezcas el corazón ni le cierres tu mano.
Dt 15.11  Nunca faltarán pobres en este país,  …te doy yo este mandato: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre.
Dt 15.12  Si tu hermano, hebreo, varón o mujer, se vende a ti, te servirá durante seis años y al séptimo lo dejarás libre.
Dt 17.15  Pondrás a tu cabeza un rey elegido por Yavé de entre tus hermanos. No pondrás a tu cabeza un rey extranjero que no sea hermano tuyo.
Dt 18.15  Yavé hará que se levante para ti, de en medio de tus hermanos, un profeta como yo.
Dt 18.18  ‘Yo haré que se levante de en medio de sus hermanos un profeta, lo mismo que hice contigo’.
Dt 19.4  Mira en qué caso el que dio muerte a un hombre podrá refugiarse allí para salvarse: si hirió involuntariamente a su hermano al que no tenía odio.
Dt 19.19  Le impondrán a él la pena que pretendía imponer a su hermano.
Dt 20.8  ‘¿Hay aquí algún hombre que tenga miedo …? Regrese inmediatamente a su casa para que no contagie con su miedo a sus hermanos’.
Jos 17.3-4  Selofjad, …., no tenía hijos, sino solamente hijas… Ellas se presentaron … diciendo: ‘Yavé ordenó por medio de Moisés que se nos diese     posesión en medio de nuestros hermanos’. Se les dio entonces una herencia en medio de los hermanos de su padre.
Jue 21.6  Los hijos de Israel se compadecieron de su hermano Benjamín.
2 Sm 1.26  Por ti estoy apenado, Jonatán, hermano mío … Tu amistad era par mí más maravillosa que el amor de las mujeres.
1 Cr 5.13  Sus hermanos, por casas paternas, fueron: Miguel, Mesulam, Seba, Yoraim, Yacán, Zía y Héber.
1 Cr 7.5  Sus hermanos, de todas las familias de Isacar, eran ochenta y siete mil esforzados guerreros.
1 Cr 9.6  De los hijos de Zéraj: Seuel y sus hermanos: seiscientos noventa.
1 Cr 9.9  Y sus hermanos, según sus genealogías: novecientos cincuenta y seis. Todos estos eran jefes de familias.
1 Cr 9.13  Y sus hermanos, jefes de sus casa paternas: mil setecientos sesenta hombres aptos para los ejercicios del culto.
1 Cr 23.22  Hijos de Majlí: Eleazar y Quis. Eleazar murió sin tener hijos; sólo tuvo hijas, a las que los hijos de Quis, sus hermanos, tomaron por esposas.
Esd 7.12,18  Artajerjes, rey de reyes, a Esdras: …‘Con el resto de la plata y el oro, harás lo que mejor te parezca ti y a tus hermanos’.
Esd 8.24  Escogí a doce de los jefes de los sacerdotes y, además, a Serebías y a Jasabías, y con ellos a diez de sus hermanos.
Neh 3.1  El sacerdote principal Eliasib y sus hermanos, los sacerdotes, se encargaron de construir la Puerta de las Ovejas. 
Neh 3.17,18  A continuación trabajaron los levitas … ; después sus hermanos: Binuy, hijo de Jenadad, jefe de la mitad del distrito de Queilá.
Neh 5.5  Sin embargo, somos de la misma raza que nuestros hermanos.
Neh 5.7  Llamé la atención a los notables y a los consejeros, diciéndoles: ‘¿Por qué ustedes no tienen lástima de sus hermanos?’.
Neh 5.8  Y les dije: ‘Nosotros hemos rescatado en la medida de nuestras fuerzas a nuestros hermanos judíos que eran esclavos’.
Neh 12.7  Salu, Amoq, Jilquías, Jedaías. Estos tenían el mando entre los sacerdotes, sus hermanos, en tiempos de Josué.
Neh 13.13  Los nombré a ellos porque eran considerados personas responsables. Su trabajo consistía en distribuir los alimentos a sus hermanos.
1 Mac 2.40  Se dijeron: ‘No podemos hacer como nuestros hermanos, sino que debemos luchar contra los paganos para defender nuestra vida’.
1 Mac 5.25  Allí encontraron a los nabateos, que los recibieron … y los pusieron al tanto de lo que ocurría a sus hermanos de la región de Galaad.
1 Mac 5.32  (Judas) dijo a los de su ejército: ‘Luchemos hoy por nuestros hermanos’.
1 Mac 9.10  Judas les contestó: ‘Líbreme Dios de huir ante ellos. Si ha llegado nuestra hora, moriremos como valientes por nuestros hermanos’.
1 Mac 10.18  ‘El rey Alejandro, a nuestro hermano Jonatán, paz’.
1 Mac 12.6  ‘Jonatán, sumo sacerdote, el senado de la nación, los sacerdotes y todo el pueblo de los judíos, a los ciudadanos de Esparta, sus hermanos: paz’.
1 Mac 14.20  ‘Los jefes y el pueblo de Esparta, a Simón, Sumo Sacerdote, a los ancianos, a los sacerdotes y a todo el pueblo de los judíos, sus hermanos’.
1 Mac 14.40  Pues sabía que los romanos consideraban a los judíos amigos, aliados y hermanos, y habían recibido con honores a los mensajeros de Simón.
2 Mac 1.1  ‘A los hermanos judíos que viven en Egipto, los saludan sus hermanos judíos que están en Jerusalén y en la región de Judea’.
2 Mac 5.23  Sí, este hombre tenía odio enorme a sus hermanos judíos.
2 Mac 15.14  Había dicho a Judas: ‘Este es el que ama a sus hermanos, el que ruega sin cesar por el pueblo judío’.
Is 9.18   Nadie se compadece de su hermano, cada uno se come la carne de su vecino.
Jer 34.9  Cada uno debía dejar libres a sus esclavos de raza hebrea, hombres o mujeres. Nadie debía mantener en esclavitud a uno de sus hermanos judíos.
Zac 7.9  ‘Tomen decisiones justas, actúen con sinceridad, sean compasivos con sus hermanos’.
Am 1.11  ‘Mi sentencia en contra de Edom por sus muchos crímenes será sin apelación. Porque ha perseguido con espada a su hermano Israel’.
Abd 10  A causa de tu violencia contra tu hermano Jacob quedarás cubierto de vergüenza y desaparecerás para siempre.
Jb 17.14  Al sepulcro le dije: ‘Tú eres mi padre’, y a los gusanos: ‘Mi madre y mis hermanos’.
Jb 30.29  Me he hecho hermano de chacales, compañero de avestruces.
Tob 5.14  Tobit exclamó: ‘Que te conserves sano y salvo hermano. Eres de nuestra parentela, de clase buena y honrada’.
Tob 6.10,13  Rafael dijo al joven: ‘Hermano Tobías… Tú tienes derecho de obtenerla; así que escúchame hermano’.
Tob 6.14,15  ‘Hermano Azarías, he oído decir que esta joven ya ha sido dada a siete maridos …’ … Respondió el ángel: ‘Hermano, no te preocupes …’
Tob 7.1   Tobías dijo: ‘Hermano Azarías, vamos … a casa de nuestro hermano Ragüel’… Lo saludaron y él respondió: ‘Bienvenidos sean, hermanos’.
Tob 7.3  Edna les respondió: ‘Hermanos, ¿de dónde son?’.
Tob 8.4  Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: ‘Levántate, hermana, y pidamos a nuestro Señor que tenga misericordia’.
Tob 8.7  ‘Ahora, Señor, tomo a mi hermana con recta intención y no buscando el placer’.
Cant 4.9  Me robaste el corazón, hermana mía, novia mía, me robaste el corazón con una sola mirada tuya.
Cant 4.10,12  ¡Qué amorosas son tus caricias, hermana mía, novia mía!. Un jardín cercado es mi hermana, mi novia, huerto cerrado.
Cant 5.1  He entrado en mi huerto, hermana mía, novia mía.
Cant 5.2  Oí la voz de mi amado que me llamaba: ‘Ábreme, hermana mía, compañera mía, paloma mía, preciosa mía’.
Prv 18.9  El que flojea en su trabajo es hermano del que demuele.
Sal 15.3  El que no daña a su hermano ni al prójimo molesta con agravios.
Sal 133.1  ¡Qué bueno y qué tierno es ver a esos hermanos vivir juntos!
Mt 5.22  Pero yo les digo: Si uno se enoja con su hermano, es cosa que merece juicio. El que ha insultado a su hermano, merece ser llevado …
Mt 5.23  Por eso, si tú estás para presentar tu ofrenda ante el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda ante el
   altar y vete antes a hacer las paces con tu hermano.
Mt 7.3   ¿Qué pasa? Ves la pelusa en el ojo de tu hermano, … ¿Y dices a tu hermano: Déjame sacarte esa pelusa. Hipócrita, saca primero el tronco que
   tienes en tu ojo y así veras mejor para sacar la pelusa del ojo de tu hermano.
Lc 17.3  Si tu hermano te ofende, repréndelo; y si se arrepiente perdónalo.
Jn 20.17  Jesús le dijo: ‘Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes’.
Hch 9.17  Salió Ananías, entró en la casa y le impuso las manos diciendo: ‘Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció …’
Hch 21.20  Dieron gloria a Dios por lo que escuchaban, pero luego le dijeron: ‘Bien sabes, hermano, cuántas decenas de millares de judíos …’
Rom 14.21  Mejor es abstenerse de carne, vino o de cualquier otra cosa, si eso puede ser causa de tropiezo para tu hermano.
Rom 16.14  Saluden a Asíncrito, a Flegón, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos.
1 Cor 7.12  ‘Si algún hermano tiene una esposa que no es creyente, pero acepta vivir con él, que no la despida’.
2 Cor 1.1  Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y el hermano Timoteo saludan a la Iglesia de Dios.
Ef 6.21   Si quieren noticias de mí y de lo que hago, se las dará Tíquico, nuestro hermano querido y ministro fiel en el Señor.
Fil 2.25  Me pareció necesario devolverles a nuestro hermano Epafrodito, que trabajó y luchó a mi lado, y al que ustedes enviaron.
1 Tes 4.6  Que nadie ofenda a su hermano o hermana en esta materia o se aproveche de él.
Flm 1-2  Carta de Pablo, preso de Cristo Jesús, y Timoteo nuestro hermano, a Filemón nuestro querido compañero de trabajo, a nuestra hermana Apia.
Heb 8.11  Nadie tendrá ya que enseñar a su compatriota o a su hermano diciéndole: ‘Conoce al Señor’.
Stgo 1.9  El hermano de condición humilde debe alegrarse cuando su situación mejora.
1 P 5.12  He recurrido a Silvano, nuestro hermano, para escribirles estas breves líneas.
1 Jn 2.9  Si alguien piensa que está en la luz mientras odia a su hermano, está aún en las tinieblas.
3 Jn 3   Grande ha sido mi alegría al oír alabar tu verdad a los hermanos que llegaron, puesto que vives en la verdad.